Uno de los factores más importantes para el funcionamiento de una finca en general y de la dehesa en particular, es una adecuada gestión forestal.
Nuestras dehesas, son un ecosistema característico de la península ibérica. Hábitat natural clave para la biodiversidad, y también un espacio fundamental para las fincas de caza mayor. Para su mantenimiento sostenible es imprescindible una gestión forestal, bien programada. De esta manera, no sólo garantizamos la conservación de su entorno, poniendo especial énfasis en la prevención de incendios, sino que contribuimos a preservar la riqueza tanto cinegética como del resto de la fauna y flora, favoreciendo el equilibrio natural del conjunto. Algo fundamental para la rentabilidad de la explotación.
El fuego es una de las amenazas más virulentas, que repetidamente azota nuestros campos y montes y por tanto un grave riesgo para las fincas de caza mayor, donde las consecuencias de un incendio descontrolado pueden ser atroces. Un incendio puede devastar grandes extensiones en pocas horas, destruyendo el hábitat, e incluso la propia fauna, como tristemente hemos visto en muchas ocasiones.
Realizar una gestión forestal sistemática, adecuada y de la mano de profesionales, es imprescindible para evitar riesgos, regenerar el entorno y favorecer el desarrollo de las fincas.
Desbrozar, y podar, ayuda a eliminar la biomasa acumulada, reduciendo la carga de combustible que alimenta los fuegos. Establecer cortafuegos limpios y de anchura suficiente, ubicados en las zonas precisas, dificulta la propagación de los incendios.
Estas tareas, ubicar los cortafuegos, realizar la tala… no sólo requieren equipos y personal especializado, sino también un conocimiento profundo del medio y de las especies. La encina, por ejemplo, es un árbol delicado que requiere una cuidadosa poda, y en una época concreta para no dañarlo. Y todo ello ha de hacerse conforme a las normas establecidas.
Una gestión forestal eficaz, promueve la regeneración natural del monte y la mejora del sotobosque, esencial para proporcionar alimento y refugio a las especies de caza mayor y a la fauna en general, La conservación de árboles maduros favorece la diversidad estructural del bosque, lo que a su vez beneficia a la fauna local. No solo es vital para las especies cinegéticas, sino también para otras especies que contribuyen al equilibrio del ecosistema.
Como vemos, la gestión forestal requiere la cooperación y coordinación entre propietarios de fincas, gestores cinegéticos, técnicos forestales y autoridades medioambientales. La planificación a corto y largo plazo es clave para asegurar la viabilidad de las fincas de caza mayor y la conservación de la dehesa y los montes como patrimonio natural.
Es fundamental orientar la gestión forestal a la regeneración, para compensar las perdidas de ejemplares adultos, por edad, enfermedades (seca), estrés hídrico o acción del fuego.
En el próximo blog, comentaré la importancia del control de las densidades de población cinegética, para la preservación del medio natural.